Refranes populares de Castilla-La Mancha - Refranes y dichos populares en español

Los mejores refranes populares de Castilla-La Mancha y sobre los manchegos.

Aire de Toledo, agua en el cielo.
A cazador nuevo, perro viejo.
Arrieros somos y en el camino nos encontraremos.
Año que empieza helando, mucho pan viene anunciando.
A su tiempo maduran las brevas.
Al buen pagador no le duelen prendas.
A quien Dios se la diere, San Pedro se la bendiga.
A la hora mala, no ladran canes.
Agua de agosto, azafrán, miel y mosto.
Ara en blando y ara en duro, si no quieres oler a tu suegro el culo.
A cama de galgo, no vengas a comer rosigones.
Aire de arriba y nublado de abajo llenan el navajo.
A nuevos hechos, nuevos consejos.
A la par es negar y tarde dar.
A cada pajarillo parécele bien su nido.
Al mal trabajador ninguna herramienta le viene bien.
Arco iris al mediodía, agua todo el día.
Ara hondo y echa basura, y no leas libros de agricultura.
Al buen callar llaman Sancho.
Al enemigo que huye, hacerle puente de plata.
Algo es algo y alimento es caldo.
Agua por San Juan, quita vino y no da pan.
Aguas agosteras, se fastidian las rastrojeras.
Anda bien zorra que no faltará quien te corra.
Alegría secreta, candela muerta.
Al buen pagador no le duelen prendas.
A unos da Dios ovejas; a otros, orejas.
A casa de su tía, más no cada día.
A caballo corredor, cabestro corto.
Agua trae en el cuerpo la luna con cerco.
A Dios rogando y con el mazo dando.
A pecado nuevo, penitencia nueva.
A padre ahorrador, hijo gastador.
Algo tendrá el agua cuando la bendicen.
Antes que acabes no te alabes.
Al que ronca, roncarle.
A la mujer y a la cabra, soga larga.
Abogado, juez y doctor, cuanto más lejos mejor.
Agua del cielo no quita riego.
Al buen entendedor, pocas palabras.
Aquello que más cuesta se estima y debe estimar en más.
A jefe mandón, empleado respondón.
Al primero que carga, nunca le faltan sogas.
Allá van leyes, donde quieren reyes.
Al mejor cazador se le va una liebre.
Agua del cielo no quita riego.
Al hombre osado, la fortuna le da la mano.
A quien cuece y amasa no le hurtes hogaza.
Al agradecido, más de lo pedido.
Beber hasta poder, y en no pudiendo, seguir bebiendo.
Bien canta Marta, después de harta.
Buenas uvas llenan de buen vino las cubas.
Buen porte y finos modales abren puertas principales.
Con los de Cuenca, ni trato ni cuenta.
Cada maestrillo tiene su librillo.
Cielo emborregado, a los tres días mojado.
Clases de vino sólo hay dos: el bueno y el mejor.
Cada oveja, con su pareja.
Cada uno es hijo de sus obras.
Cuando a Roma fueres, haz como vieres.
Cerco la luna y estrellas en medio, agua sin remedio.
Cuando el diablo no tiene qué hacer, con el rabo mata moscas.
Cerco lleva la luna y estrellas dentro, si a los tres días no ha llovido es aire cierto.
Cuando el invierno primaverea, la primavera invernea.
Cuando llueve y hace sol, sale el arco del Señor.
Cuando la flor de la jara sale, la cierva pare.
Cuando llueve y hace sol, cantan los gallos en Malagón.
Costurera sin dedal, cose poco y cose mal.
Cuando la sierra lleva montera, llueve aunque Dios no quiera.
Comiendo pan y melón, nadie tiene indigestión.
Come poco y cena más poco.
Cuando viene el aire del sol, mal día para el pastor.
Cuando marzo mayea, mayo marcea.
Cada día que pasa de enero, pierde un ajo el ajero.
Conociendo el oroval, para qué pasas el mal.
Cuando llueve y hace frío, sale el arco del judío.
Con las glorias se olvidan las memorias.
Cuando el invierno «primaverea», la primavera «invernea».
Coge más uvas que paja, aunque rompas la navaja.
Cielo encabricao, a los tres días mojao.
Comida hecha, compañía deshecha.
Cuando no hay lomos, tocino como.
De Toledo soy, ni me vendo ni me doy.
De noche todos los gatos son pardos.
Donde una puerta se cierra otra se abre.
Después de irse la liebre palos en la cama.
Del mal, el menos.
De los escarmentados, nacen los avisados.
De la suegra y el doctor, cuanto más lejos mejor.
Deja la jodienda un mes, y ella te dejará tres.
De pelo arriba y pelo abajo, poquito a poco, y con trabajo.
Donde las dan, las toman.
Del viejo, el consejo.
De mala higuera, mal higo.
Dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma opinión.
De la familia y del sol, cuanto más lejos mejor.
De fuera vendrán y a la calle nos echarán.
Días de mucho, vísperas de nada.
El manchego, fraile, ladrón o arriero.
El que cuece y amasa, de todo le pasa.
Echando mucho aceite a la sartén, cualquiera fríe bien.
El abad, de lo que canta yanta.
En la tardanza está el peligro.
El manchego vende la olla y después come de ella.
El golpe de la sartén, aunque no duele tizna.
En octubre, ni leche ni ubre.
En la mesa y en el juego se conoce al caballero.
En abril, mucho cantar y poco venir.
El mandamiento del pobre, primero reventar que no que sobre.
En marzo, pega el sol como un pelmazo; al abrigo, que no al raso.
El manchego vende la olla y después come de ella.
En casa del albañil, goteras mil.
En alcuza de pobre, ni abolladura que le falte ni gota de aceite que le sobre.
El buey suelto bien se lame.
En los nidos de antaño no hay pájaros hogaño.
En cortijos y aldeas, no hay vino malo ni mujer fea.
En enero, se hiela el agua en el puchero y la vieja en el cuquero.
En julio, la hoz en el puño.
En las casas de abajo y en las de arriba, con el agua que friegan hacen las migas.
En septiembre el veranillo del membrillo.
En martes ni gallinas eches ni hijas cases.
En enero, toma la sombra el perro.
El que se mete debajo de hoja dos veces se moja.
El que vende acaba y el que compra logra.
El puente del Guadiana no lo hizo mano humana.
En casa del herrero, cuchillo de palo.
El pepino en invierno amarga hasta el yerno.
El hombre pone y Dios dispone.
El manchego, fraile, ladrón o arriero.
El cebo es el que engaña, que no la caña.
El cerco del sol moja al pastor, el de la luna lo enjuga.
El que está en el molino es el que muele; no el que va y viene.
El día que te casaste, buena cadena echaste.
En la tardanza está el peligro.
El que va a por leña verde, si más anda más pierde.
El tiempo es oro y quien lo aprovecha tiene un gran tesoro.
El que va a Sevilla pierde su silla, y el que va a Malagón pierde su sillón.
El que no quiera polvo que no vaya a la era.
En otras casas cuecen habas, y en la mía, a calderadas.
En junio, quemó la vieja el pescuño.
El amo imprudente hace al mozo negligente.
El sastre de Peralbillo, que hacía la costura de balde y ponía el hilo.
El que esperar puede, alcanza lo que quiere.
El comer y el rascar todo es empezar.
En Camuñas, de uñas; en Herencia, cabezones, y en el Puerto, chiquitos… y con cojones.
Entre mi maestro y yo hicimos una ventana; si está bien, la hice yo y mi maestro si está mala.
En todas las casas cuecen habas, y en la mía, a calderadas.
En los nidos de antaño no hay pájaros hogaño.
En Puebla de Montalbán, beben mucho vino y comen poco pan.
En el tiempo de los higos no hay amigos.
El aire solano y el agua en la mano.
En marzo saca la cabeza el lagarto.
En Torrijos, según los padres son los hijos.
El melón y el casamiento, ha de ser con tiento.
En abril las habas en el mandil.
Faltará la madre al hijo, pero no la helá al granizo.
Hoy por ti y mañana por mí.
Hombre de muchos oficios, pobre declarado.
Hasta San Antón, Pascuas son.
Hijos criaos, duelos doblaos y si los casas, multiplicaos.
Las mujeres de La Mancha, mucho arresto y buena planta.
La gracia del barbero es sacar patilla de donde no hay pelo.
La verdad, como el aceite, queda encima siempre.
Los duelos, con pan so menos.
La mujer honrada, la pierna quebrada, y en casa.
La luna de octubre, siete lunas cubre.
Lo que cuesta poco se estima en menos.
La oveja de muchos, el lobo la come.
Las «uguas» que nacen en abril, no llegan al jaraíz.
Las paredes tienen oídos.
Lo olvidao, ni agradecío ni pagao.
Luna pálida anuncia agua; roja viento, y blanca buen tiempo.
Lo poco agrada y lo mucho enfada.
La ingratitud es la hija de la soberbia.
Las de Seseña, si no lo dan, lo enseñan.
La uva tiene dos sabores divinos: como uva y como vino.
La codicia rompe el saco.
Le dijo la graja al cuervo: hazte allá, que eres negro.
Lo que tiñe la mora, otra verde lo descolora.
Lo que cuesta poco se estima en menos.
Lo primero y principal, ir a misa y almorzar, y si corre mucha prisa, almorzar y no ir a misa.
Maestro de mucho, oficial de nada.
Más mancha gota de aceite que cien cántaros de agua.
Mala hierba nunca muerte.
Más vale el necio en su casa que el cuerdo en la ajena.
Más vale migaja de Rey que merced de señor.
Menos duchas comen truchas.
Mes de la concebida, nieve pa to la vida.
Mañanita de niebla, tarde de paseo.
Madre e hija caben en una misma camisa.
Me vi y me deseé, pero al final le mojé la oreja.
Madridejos, ni cerca ni lejos.
Manchego y hombre de bien, no puede ser.
Más vale pájaro en mano que buitre volando.
Marzo, marzueco, guárdame uno para mureco. Sí, te lo guardaré, pero el rabillo se lo cortaré.
Melón que rechina, a la cocina.
Más vale un «toma» que dos «te daré».
Muchos pocos hacen un mucho.
Manos heladas, manos de enamorada.
No pidas a quien pidió, ni sirvas a quien sirvió.
No hay peor tiempo que aquél que viene a destiempo.
No es harina todo lo que blanquea.
Nunca diga «desta agua no beberé».
No es oro todo lo que reluce.
No la hagas y no la temas.
Nadie sabe lo que vale un duro, hasta que no lo pide con apuro.
No pretendas ahorrar lo que cuesta el escardar.
No hay sábado sin sol ni doncella sin amor.
No es más limpio el que más limpia, sino el que no ensucia.
Nunca llueve según atruena.
No es lo mismo predicar que dar trigo.
No es la miel para la boca del asno.
No hay regla sin excepción.
No es lo mismo hablar que tener razón.
No se sabe cómo es el burro hasta que no muere el arriero.
No consienten nuestras leyes hidalgos, frailes ni bueyes.
No hay camino tan llano que no tenga algún barranco.
No se ha de mentar la soga en casa del ahorcado.
Oliva, viña y potro, que lo críe otro.
Ojos que no ven, corazón que no quiebra.
Profesor que usa estaca, malos alumnos saca.
Pagan a las veces justos por pecadores.
Persona envidiosa no puede ser dichosa.
Piensa mal y acertarás, aunque alguna vez te equivocarás.
Por un clavo se pierde una herradura.
Por Santa Águeda, la mujer es la que manda.
Para Santa Teresa, la rosa en la mesa.
Para este camino no hacían falta alforjas.
Por San Blas la cigüeña verás.
Por San Antón, gallinita pon.

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Tanto vales cuanto tienes.
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Un cuerdo entre locos, ellos se tienen por cuerdos y a él le tienen por loco.
Un zapatero, un sastre, y un barbero, tres personas distintas y ninguno es verdadero.
Una golondrina no hace verano.
Una manzana mala pudre una tonelada.
Un asno cargado de oro sube ligero por una montaña.
Una buena capa todo lo tapa.
Váyase el muerto al hoyo y el vivo a la hogaza.
Vaca esollá al saliente, suelta los bueyes y vente.
Vale más rodear que malpasar.

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